Lejos de la imagen edulcorada de las películas, la verdadera Sissí, Elisabeth de Baviera, pasó de ser una feliz princesa cabalgando libre por los alrededores del lago Starnberg a convertirse en la emperatriz de uno de los últimos imperios europeos. Recluida en sus jaulas de oro de Hofburg o Schonbrunn, la emperatriz Elisabeth sufrió la pérdida de dos de sus cuatro hijos, el rechazo de su familia política y las consecuentes alteraciones de salud que la presión de la corte provocaron en ella. A pesar de todo ello dio a su marido un gran regalo político, la corona de Hungría, ganada gracias a su talento diplomático y a su amor por aquellas tierras lejanas.
domingo, 16 de septiembre de 2018
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