Hay personas que jamás deberían morir. Isabel tendría que haber sido inmortal. Los ángeles rubios que dedican su vida a mejorar el mundo empezando por los lugares más castigados, deberían ser eternos. Como el ruiseñor de Harper Lee, la misionera catalana Isabel Solá Matas derramaba su corazón delante de aquellos a los que la sociedad cosmopolita convierte en simples números. Los suyos eran más de 300. Niños y adultos haitianos a los que el terremoto que golpeó al país caribeño en 2010 dejó mutilados. Más de 300 a los que la monja Solá fabricó piernas. Con sus manos y un poco de yeso y plástico, montaba prótesis en un taller a las afueras de Puerto Príncipe.
lunes, 19 de septiembre de 2016
Nazım Hikmet Ran
http://estacionquilmes.blogspot.com.ar/2010/03/nazim-hikmet.html?m=1
Un gigante de ojos azules
Amaba a una mujer pequeña
Cuyo sueño era una casita
Pequeña, como para ella,
Que tuviera al frente al jardín
con temblorosas madreselvas.
El gigante amaba en gigante,
Etiquetas:
GIGANTE DE OJOS AZULES,
LETRAS,
LITERATURA,
NAZIM HIKMET RAN,
POEMAS,
TURCO
Suscribirse a:
Entradas (Atom)