Visible, invisible
el carretero al horizonte
en los brazos del camino llama
responde a la voz de las islas.
Tampoco yo voy a la deriva,
retumba el mundo en torno, leo
mi historia como guardián de noche
las horas de la lluvia. El secreto tiene márgenes
felices, estratagemas, atracciones difíciles.
Mi vida, habitantes crueles y sonrientes
de mis caminos, de mis paisajes,
no tiene manijas en las puertas.
No me preparo para la muerte,
sé el principio de las cosas,
el fin es una superficie donde viaja
el invasor de mi sombra.
Yo no conozco las sombras.
En Todos los poemas, traducción de Leopoldo Di Leo
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario