¿Por qué lo maté?... Mirá, piba, si querés, yo te lo voy a contar… Y, lo tuve que hacer. Pero es larga la historia, ¿viste? Una ya vivió tantas cosas… En fin, creo que todo empezó cuando nací. Sí, ya veo que te asombra. Claro, piba, qué vas a entender vos de estas cosas. Sin ofender, digo, porque ya sé que para algo estudiaste. Pero la vida es otra cosa, y no sé si todo estará ahí, en tus libros, tan clarito. Yo tengo una hija, ¿sabés? Y me siento muy orgullosa de ella. Vos debés de andar rondando su misma edad. ¡Y prontito se va a recibir de lo mismo que vos! Eso era lo que yo quería. Que estudiara, para salir de la basura en la que vivíamos. Quería que se salvara de tanta mugre. Por suerte cuando maté al Pascual ya le tenía casi-casi asegurado el futuro. Y juro que no me importaba el sacrificio que hacía. Si hubiera sido por mí, largaba todo y me iba a la mierda. ¡Pero ella se merecía algo mejor! La Evita es toda mi vida. Yo tenía quince años cuando aquel otro guacho me preñó. ¡Pero juro que igual se me iluminó el alma! Sí, no te asombrés, ¿cómo no iba a estar contenta, si ya nunca más iba a estar sola? Ahí me dije que iba a esforzarme para que mi hijo no pasara las mismas miserias que yo. Y quería que fuera un machito, porque es más fácil, ¿viste? Pero nació chancleta, y entonces pensé en la Evita, esa de la que hablaba siempre mi abuela.
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domingo, 18 de diciembre de 2011
DESTINOS De Silvia Medina (Argentina)
¿Por qué lo maté?... Mirá, piba, si querés, yo te lo voy a contar… Y, lo tuve que hacer. Pero es larga la historia, ¿viste? Una ya vivió tantas cosas… En fin, creo que todo empezó cuando nací. Sí, ya veo que te asombra. Claro, piba, qué vas a entender vos de estas cosas. Sin ofender, digo, porque ya sé que para algo estudiaste. Pero la vida es otra cosa, y no sé si todo estará ahí, en tus libros, tan clarito. Yo tengo una hija, ¿sabés? Y me siento muy orgullosa de ella. Vos debés de andar rondando su misma edad. ¡Y prontito se va a recibir de lo mismo que vos! Eso era lo que yo quería. Que estudiara, para salir de la basura en la que vivíamos. Quería que se salvara de tanta mugre. Por suerte cuando maté al Pascual ya le tenía casi-casi asegurado el futuro. Y juro que no me importaba el sacrificio que hacía. Si hubiera sido por mí, largaba todo y me iba a la mierda. ¡Pero ella se merecía algo mejor! La Evita es toda mi vida. Yo tenía quince años cuando aquel otro guacho me preñó. ¡Pero juro que igual se me iluminó el alma! Sí, no te asombrés, ¿cómo no iba a estar contenta, si ya nunca más iba a estar sola? Ahí me dije que iba a esforzarme para que mi hijo no pasara las mismas miserias que yo. Y quería que fuera un machito, porque es más fácil, ¿viste? Pero nació chancleta, y entonces pensé en la Evita, esa de la que hablaba siempre mi abuela.
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