La noche de la desaparición de Eunie Morgan, Rhea estaba en casa del contrabandista de alcohol de Carstairs—Monk—, una casa estrecha, de madera, con las paredes manchadas de tierra hasta media altura a causa de los desbordamientos periódicos del río. La había llevado Billy Doud, que estaba jugando a las cartas, sentado a un extremo de la mesa, mientras en el otro extremo se desarrollaba una conversación.
Mostrando entradas con la etiqueta ALICE MUNRO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ALICE MUNRO. Mostrar todas las entradas
lunes, 17 de junio de 2019
jueves, 10 de octubre de 2013
ALICE MUNRO LAS LUNAS DE JÚPITER

Encontré a mi padre en el ala de cardiología, en el octavo piso del Hospital General de Toronto. Estaba en una habitación semi-privada. La otra cama estaba vacía. Dijo que su seguro hospitalario cubría sólo una cama en el pabellón, y que estaba preocupado de que le pudieran cobrar suplemento.
—Yo no he pedido una semi-privada —dijo.
Le dije que probablemente las salas estuvieran llenas.
Etiquetas:
ALICE MUNRO,
CUENTO,
CUENTOS,
LAS LUNAS DE JUPITER,
LETRAS,
RELATOS
Alice Munro: Alga marina roja

Al final del verano Lydia cogió una barca para ir a una isla de la costa sur de Nueva Brunswick, donde iba a quedarse a pasar la noche. Le quedaban sólo unos días para tener que volver a Ontario. Trabajaba como directora para un editor de Toronto. También era poeta, pero ella no lo mencionaba a menos que fuese algo que la gente ya supiera. Durante los pasados dieciocho meses había estado viviendo con un hombre en Kingston. Por lo que ella creía, aquello se había terminado.
Se había dado cuenta de algo acerca de ella misma en aquel viaje a las Marítimas: La gente ya no estaba tan interesada en conocerla.
Etiquetas:
ALGA MARINA ROJA,
ALICE MUNRO,
CUENTO,
CUENTOS,
LETRAS,
PREMIO NOVEL LITERATURA 2013,
RELATOS
MI VIDA QUERIDA.RELATO FRAGMENTO.ALICE MUNRO
fragmento de uno de los relatos que componen «Mi vida querida» (Lumen), último libro de la ganadora del Premio Nobel de Literatura 2013
En mi juventud parecía no haber nunca un parto, o un apéndice reventado, o cualquier otro incidente drástico de salud que no ocurriera mientras arreciaba una tormenta de nieve. Las carreteras estarían cortadas, así que de todos modos no se podría pensar en sacar un coche, y habría que enganchar varios caballos para llegar al pueblo e ir al hospital. Por suerte aún había caballos: en circunstancias normales la gente se habría deshecho de ellos, pero con la guerra y el racionamiento de combustible las cosas habían cambiado, al menos por el momento.
Etiquetas:
ALICE MUNRO,
CUENTO,
CUENTOS,
LETRAS,
MI VIDA QUERIDA,
RELATOS
Suscribirse a:
Entradas (Atom)