Mostrando entradas con la etiqueta libros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta libros. Mostrar todas las entradas

martes, 20 de mayo de 2025

En Retirada de Ariana Harwicz



De pie por favor que entra el nuevo profesor que los acompañará hasta el fin del curso y luego tomará su retiro. De pie dije. Muy bien, los dejo, espero que se porten bien. Buenos días, tengo 68 años, este es mi último año como docente. Me cagué encima. (Risas) Perdón, no debería, no es el lugar ni la situación. No debería usarlos de público, además cualquiera que tenga modales sabe que no se dice, no se hace, está mal. Eso me lo enseñaron, mal mal, anoten por favor, saquen papel y lápiz. Miren, no me quiero poner a llorar. Ya no tengo nada que conquistar. También pido disculpas por esto, pero qué hago, opto por ensanchar el único campo que importa, el de la verdad. Como verán, soy bastante amanerado. Ni un paria soy. Pueden empezar a dejar la sala, en silencio y en fila. Me pongo tetas de plástico para amamantar. (Risas). Hablo en femenino.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

«El Espejo» de Haruki Murakami cuento, traducción de Diana Morales Morales


Fidel Sclavo

Todas las historias que has estado contado esta noche parecen pertenecer a dos categorías. Están las del tipo en las que tienes el mundo de los vivos de un lado, el mundo de los muertos en el otro, y una fuerza que permite el cruce de un lado al otro. Esto incluye fantasmas y cosas así. El segundo tipo incluye habilidades paranormales, premoniciones, la habilidad de predecir el futuro. Todas tus historias pertenecen a alguno de estos dos grupos.

De hecho, tus experiencias tienden a pertenecer, casi todas, a alguna de estas categorías. Lo que quiero decir es que la gente que ve fantasmas sólo ve fantasmas, nunca tiene premoniciones. Y los que tienen premoniciones no ven fantasmas. No sé por qué pero parece haber una predilección individual por una u otra. Al menos esa impresión me da.

viernes, 30 de julio de 2021

Ciudad Santa. Guillermo Orsi

 




Lectura: "Ciudad Santa", de Guillermo Orsi.  Un crucero de lujo encalla en el Río de la Plata y miles de turistas con las billeteras llenas desembarcan en una Buenos Aires que se les abre como la boca de un lobo. Corderitos sacrificiales para los que manejan los bajos fondos de una ciudad que esconde la mugre entre bifes anchos, milongas embaucadoras y esquinas que mienten París. Como escribe Orsi: "una selva sin tarzanes, un jardín artificial en el que las rosas y los jazmines son de plástico, donde los ricos viven en barrios construidos sobre los escombros o sobre los muertos". En este escenario se cruzarán de manera salvaje los destinos de una abogada sacapresos, un policía solitario, un asesino con chapa, una reina de belleza boliviana, un gigoló paraguayo, un narco colombiano y un fantasmal amputador de cabezas. Personajes que bailarán tangos amargos y brutales, a veces con la vida, casi siempre con la muerte. "Ciudad Santa" tiene el ritmo, el pulso y la violencia de "Cosecha roja". Al igual que Hammett, Orsi  lanza una mirada desencantada sobre el sistema, se ríe de él, juega con los hilos que no se ven pero están y construye una historia que, como un cubo Rubik enloquecido, gira entre ejecuciones, secuestros, trampas, ajustes de cuenta, extorsiones y tiroteos. Intensa, oscurísima, "Ciudad Santa" es una referencia ineludible dentro lo mejor del género policial argentino del siglo XXI. Un dato: esta novela obtuvo el premio Dashiell Hammett en 2009 y nunca antes había sido publicada en el país.

sábado, 7 de noviembre de 2020

Dance Dance Dance. Haruki Murakami

Había una mujer que de vez en cuando se quedaba a dormir en mi apartamento. Luego desayunábamos juntos, y ella se iba al trabajo. Tampoco ella tiene nombre, pero sólo porque no es un personaje de esta historia. Aparece brevemente y desaparece enseguida. Por eso no le pongo nombre, para no liar las cosas. Pero que nadie piense que me la tomo a la ligera. La apreciaba mucho, y la sigo apreciando ahora que ya no está.


lunes, 2 de noviembre de 2020

La Traición. Fragmento. Jorge Fernández Díaz


Fidel Sclavo https://www.clarin.com/cultura/fidel-sclavo-pincel-flota-orillas_0_LhiSqYs7a.html

La primera vez que veo en vivo y en directo a Sebastián Bonet es durante la ceremonia del Bicentenario de la Independencia. Se codea, a pura sonrisa, con el Presidente de la Nación en el palco de honor del Campo de Polo. A esa hora de la tarde, recibimos un alerta en la "cápsula" y se le sugiere al jefe máximo que abandone el lugar. Anuncian por altavoces que se retira, él devuelve los aplausos con la mano en alto y nosotros lo acompañamos hasta el helicóptero blanco con los pelos de punta. Luego nos enteramos de que el repliegue se debió a un incidente en el desfile callejero, sobre la avenida del Libertador: la policía detectó algo raro y detuvo a un tipo que intentaba sumarse a la marcha de los excombatientes de Malvinas. El sospechoso aparenta sesenta años, se coló en un grupo que tenía el acceso autorizado a la cancha de polo y porta una Ballester Molina 11.25. Hacen falta seis para reducirlo, porque es muy bravo. Más tarde la Señora 5 quiere saber de quién se trata; le informan que es un exmilitante del ERP que recibió entrenamiento en La Habana, que participó en atracos y atentados con explosivos, y que fue capturado y puesto a disposición del Poder Ejecutivo diez meses antes del golpe de 1976. Pasó nueve años en distintas cárceles, y tiene, como cualquiera de nosotros, problemas psiquiátricos.

sábado, 25 de abril de 2020

EL REINO DE ESTE MUNDO .ALEJO CARPENTIER


fragmentos

"Todas las puertas de los barracones cayeron a la vez, derribadas desde adentro. Armados de estacas, los esclavos rodearon las casas de los mayorales, apoderándose de las herramientas. El contador, que había aparecido con una pistola en la mano, fue el primero en caer, con la garganta abierta de arriba a abajo, por una cuchara de albañil. Luego de mojarse los brazos en la sangre del blanco, los negros corrieron hacia la vivienda principal, dando mueras a los amos, al gobernador, al Buen Dios y a todos los franceses del mundo.

martes, 19 de noviembre de 2019

"Cartas marcadas". Alejandro Dolina


"Cartas marcadas" es un libro envuelto en niebla. La cerrazón que cubre las calles de Flores se tiende también sobre los capítulos de la novela provocando confusiones y obligándonos a marchar despacio. Por otra parte, la acción perversa de los Conspiradores ha llenado el texto de tachaduras, episodios falsos y agregados fraudulentos, para no hablar de páginas y capítulos enteros que han sido robados.
La niebla no sólo dificulta la percepción, sino que tiene, como los vapores oraculares, un efecto alucinatorio. Vemos poco y lo poco que vemos es dudoso. Los muertos se pasean por el barrio, las pasadillas se hacen realidad y los sujetos se vuelven inconstantes. El lector anda a tientas entre personajes que tratan de ocultar un secreto. El humo le inspira al principio una fe poética que lo convence de que debe dejarse guiar por las intuiciones del amor y del arte. Hasta que comprende, en medio de la oscuridad, que las manos de Virgilio y Beatriz que han venido orientándolo, no son más que otro engaño, el más perfecto, de un universo que es ausencia pura.


sábado, 7 de septiembre de 2019

El meteorólogo: Oliver Rolin por José Carlos Rodrigo Breto

Libros del Asteroide ha construido, con El meteorólogo de Olivier Rolin, un díptico. Un díptico estremecedor sobre la vida cotidiana bajo el estalinismo más extremo, que se completa con la publicación, hace ya unos meses, de La acusación de Bandi.
Dos de los dibujos en las cartas que Alekseí enviaba a su hija y que reproduce el volumen de Libros del Asteroide:



Ambos textos presentan la impotencia del ser humano inmerso en el horror de un régimen como el de Stalin o como el de Corea del Norte. Un régimen que destroza cualquier atisbo de libertad, de humanidad, de esperanza.

martes, 20 de agosto de 2019

EL ANILLOElena Garro (México, 1916-1988)(cuento) 

Siempre fuimos pobres, señor, y siempre fuimos desgraciados, pero no tanto como ahora en que la congoja campea por mis cuartos y corrales. Ya sé que el mal se presenta en cualquier tiempo y que toma cualquier forma, pero nunca pensé que tomara la forma de un anillo. Cruzaba yo la Plaza de los Héroes, estaba oscureciendo y la boruca de los pájaros en los laureles empezaba a calmarse. Se me había hecho tarde.


 

Amor y paz - Elena Garro

Desde hacía tres años sabía que iba ocurrir algo. Estaba viviendo en el revés del tiempo y veía los hilvanes, los forros y los enresortados de los días. Su vida entera era ahora el revés de su vida.


domingo, 21 de julio de 2019

«Agua viva», de Clarice Lispector (fragmentos)

Es con una alegría tan profunda. Es un aleluya tal. Aleluya, grito, aleluya que se funde con el más oscuro alarido humano de dolor de separación pero que es un grito de felicidad diabólica. Porque ya nadie me ata. Sigo con capacidad de razonar –he estudiado matemáticas, que son la locura de la razón– pero ahora quiero el plasma, quiero alimentarme directamente de la placenta. Tengo un poco de miedo: miedo de entregarme, porque el próximo instante es lo desconocido. ¿El próximo instante está hecho por mí? ¿O se hace solo? Lo hacemos juntos con la respiración. Y con una desenvoltura de torero en la arena.


Las Aguas del Mar - Clarice Lispector -

Ahí está él, el mar, la más ininteligible de las existencias no humanas. Y aquí está la mujer, de pie en la playa, el más ininteligible de los seres vivos. Como el ser humano un día hizo una pregunta sobre sí mismo, se volvió el más ininteligible de los seres vivos. Ella y el mar.

Sólo podría haber un encuentro de sus misterios si uno se entregara al otro: la entrega de dos mundos incognoscibles hecha con la confianza con que se entregarían dos comprensiones.

Ella mira el mar, es lo que puede hacer. Él sólo está delimitado para ella por la línea del horizonte, es decir, por su incapacidad humana de ver la curvatura de la tierra.

Son las seis de la mañana. Sólo un perro suelto vacila en la playa, un perro negro. ¿Por qué es que un perro es tan libre? Porque es el misterio vivo que no se indaga. La mujer vacila porque va a entrar.

Su cuerpo se consuela con su propia exigüidad en relación a la amplitud del mar porque es la exigüidad del cuerpo la que le permite mantenerse caliente y es esa exigüidad la que la vuelve pobre y libre, con su parte de libertad de perro en la arena. Ese cuerpo entrará en el frío ilimitado que sin rabia ruge en el silencio de las seis de la mañana. La mujer no lo sabe, pero está cumpliendo una resolución. Con la playa vacía, a esa hora de la mañana, no tiene el ejemplo de otros humanos que transforme la entrada en el mar en el simple juego liviano de vivir. Está sola. El mar salado no está solo porque es salado y grande, y eso es una realización. A esa hora, ella se conoce todavía menos de lo que conoce al mar. Su coraje es el de, no conociéndose, no obstante proseguir. No conocerse es fatal, y no conocerse exige coraje.

Va entrando. El agua salada es de un frío tal que le eriza en ritual las piernas. Pero una alegría fatal —la alegría es una fatalidad— ya la atrapó, aunque ni se le ocurre sonreír. Por el contrario, está muy seria. El olor a marejada embriagadora la despierta de sus más adormecidos sueños seculares. Y ella ahora está alerta, incluso sin pensar. La mujer es ahora compacta y leve y aguda –y se abre camino en la gelidez que, líquida, se le opone y al mismo tiempo la deja entrar, como en el amor, en el que la oposición puede ser un pedido.

El andar lento aumenta su coraje secreto. Y de repente se deja cubrir por la primera ola. La sal, el yodo, todo líquido, la dejan ciega por unos instantes, escurriéndose toda —espantada, fertilizada.

Ahora el frío se transforma en frígido. Avanzando, ella abre el mar por la mitad. Ya no necesita coraje, ahora ya es antigua en el ritual. Sumerge la cabeza dentro del brillo del mar y emerge una cabellera que se escurre sobre los ojos salados que arden. Juega con la mano en el agua, pausada, los cabellos al sol ya se están endureciendo de sal. Con el cuenco de las manos hace lo que siempre hizo en el mar, y con la altivez de los que nunca darán explicaciones, ni siquiera a sí mismos: con el cuenco de las manos lleno de agua, bebe a grandes tragos, buenos.

Era eso lo que le estaba faltando: el mar por dentro, como el líquido espeso de un hombre. Ahora ella es igual a sí misma. La garganta alimentada se cierra por la sal, los ojos enrojecen por el sol, las olas suaves la golpean y vuelven, porque ella es una escollera compacta.

Se sumerge de nuevo, de nuevo bebe más agua, ahora sin avidez, porque ya no la necesita. Es la amante que sabe que volverá a tenerlo todo. El sol se abre más y la eriza al secarla, ella vuelve a zambullirse: está cada vez menos ávida y menos aguda. Ahora sabe lo que quiere. Quiere estar de pie, quieta en el mar. Y así se queda. Como contra los flancos de un barco, el agua golpea, vuelve, golpea. La mujer no recibe transmisiones. No necesita comunicarse.

Después, camina dentro del agua, de regreso a la playa. No está caminando sobre las aguas —ah, nunca haría eso después de que hace milenios ya anduvieron sobre las aguas— pero nadie le quita: caminar dentro de las aguas. A veces el mar le opone resistencia, empujándola con fuerza hacia atrás, pero entonces la proa de la mujer avanza un poco más dura y áspera.

Y ahora pisa la arena. Sabe que está brillante de agua, y de sal y de sol. Aunque lo olvide de aquí a unos minutos, nunca podrá perder todo eso. Y sabe de algún modo oscuro que sus cabellos escurridos son los de un náufrago. Porque sabe, sabe que corrió un peligro. Un peligro tan antiguo como el ser humano.

Felicidad Clandestina incluye los relatos:
Felicidad clandestina - Una amistad sincera - Miopía progresiva - Restos del carnaval - El gran paseo - Come, hijo mío - Perdonar a Dios - Tentación - El huevo y la gallina - Cien años de perdón - La legión extranjera - Los obedientes - El reparto de los panes - Una esperanza - Monos - Los desastres de Sofía - La criada - El mensaje - Boceto de niño a mano alzada - Historia de un gran amor - Las aguas del mundo - La quinta historia - Encarnación involuntaria - Dos historias a mi modo - El primer beso.

lunes, 17 de junio de 2019

Alice Munro: Han llegado las naves espaciales

La noche de la desaparición de Eunie Morgan, Rhea estaba en casa del contrabandista de alcohol de Carstairs—Monk—, una casa estrecha, de madera, con las paredes manchadas de tierra hasta media altura a causa de los desbordamientos periódicos del río. La había llevado Billy Doud, que estaba jugando a las cartas, sentado a un extremo de la mesa, mientras en el otro extremo se desarrollaba una conversación.


martes, 11 de junio de 2019

Los Espejos, Clarice Lispector

¿Qué es un espejo? No existe la palabra espejo, sólo espejos, porque uno solo es una infinidad de espejos. ¿En algún lugar del mundo hay una mina de espejos? No hacen falta muchos para tener una mina centelleante y sonámbula: bastan dos y uno refleja el reflejo de lo que el otro reflejó,  con  un  temblor  que  se  transmite como  un  mensaje  intenso  e  insistente  ad  infinitum,  liquidez  en  la  que se puede sumergir la mano fascinada y retirarla goteando reflejos, los reflejos de esa agua dura. ¿Qué es un espejo? Como la bola de cristal de los videntes, me arrastra al vacío que para el vidente es su campo de meditación  y para mí el campo de silencios y silencios.


 

Un Pintor, Clarice Lispector

La sorpresa de ver que el pintor empieza por no temer a la simetría. Es necesaria experiencia o valor para revalorizarla, cuando  fácilmente  se puede  imitar lo  «falsamente asimétrico», una de las originalidades más comunes. La simetría es concentrada, lograda. Pero no dogmática. Es también vacilante, como la de los que han pasado por la esperanza de que dos asimetrías se encuentren en la simetría.


domingo, 2 de diciembre de 2018

Elogio de la renuncia – ALEJANDRO DOLINA (extraído de “Crónicas del Angel Gris”)



En el barrio de Flores siempre se sintió admiración por las renuncias. La gente distinguida apreciaba como muestra de buen gusto el rechazo de honores, dignidades, premios y cargos pùblicos.
Durante mucho tiempo no existieron recomendaciones escritas al respecto. Ninguno de los autores del barrio se ocupó del asunto para clasificarlo y ordenarlo.

lunes, 22 de octubre de 2018

Orhan Pamuk



Orhan Pamuk: "El novelista debe conectar la realidad con los grandes ideales"
El escritor turco visita España para presentar su nueva novela, La mujer del pelo rojo (Literatura Random House), una reflexión sobre las relaciones paternofiliales y la lucha entre individualidad y autoritarismo, enlazada con dos mitos fundacionales de Oriente y Occidente cuya vigencia permanece hoy en día.

miércoles, 13 de junio de 2018

“El cuaderno dorado” de Doris Lessing





“Por razones de las que no voy a hablar, tempranas y valiosas experiencias en mi vida de escritora me dieron un sentido de perspectiva acerca de los críticos y comentaristas. Pero a propósito de esta novela, El cuaderno dorado, lo perdí: pensé que en su mayor parte las críticas eran demasiado tontas para ser verdaderas. Recuperando el equilibrio comprendí el problema. Y es que los escritores buscan en los críticos un álter ego, ese otro yo más inteligente que él mismo, que se ha dado cuenta de dónde quería llegar, y que le juzga tan solo sobre la base de si ha alcanzado o no el objetivo.

sábado, 9 de junio de 2018

Marinka, una "niña de la guerra" vasca que creció en la Unión SoviéticaPor Rodolfo Luna Almeida





Primera foto de Marinka en la URSS, con 10 años y su uniforme y birrete de pionera soviética.

23 de octubre de 2017
Nació en Bilbao, creció en la ex URSS y hoy vive en Villa Elisa. Marina fue una de los 35 mil niños que los españoles evacuaron durante la Guerra Civil, para preservarlos de la violencia. A través de charlas con ella, Rodolfo Luna Almeida recuperó esa memoria singular y escribió un libro que fue editado por Planeta. En esta nota cuenta esa experiencia.

miércoles, 6 de junio de 2018

Ese Maldito Yo. Emile Cioran






https://bibliotecaignoria.blogspot.com/2014/11/descarga-emil-cioran-ese-maldito-yo.html