A los 94 años, la reina Isabel II hace su primera videollamada.
Fue la última que entró "en la llamada de Zoom y la primera en abandonarla, como exige la etiqueta real".
Francia perdió medio millón de empleos desde marzo.
México supera la barrera de los 15 mil muertos.
Tránsito y contaminación vuelven a París.
Cien curas españoles han muerto ya debido a la pandemia.
La cantante brasileña Anitta dice que "salió más inteligente del confinamiento".
Robert Musil decía que debíamos ser más inteligentes a las ocho de la noche que a las ocho de la mañana.
Algunos grafitis en estatuas parecen estar aprendiendo a escribir en el soporte equivocado.
Deleuze, en el libro sobre Francis Bacon, dice que no existe el lienzo blanco, existe el lienzo sofocado por imágenes anteriores, lugares comunes, etc.
El pintor, primero, tiene que borrar todos los colores y figuras que están en el lienzo como fantasmas. Y, sólo después, empezar.
Obituario, Brasil. Sebastião da Lima Vasconcelos, 95 años.
"Entre todos los desafíos de la vida, el que más le gustaba eran los crucigramas. Murió en Belém."
Hay que "limpiar, borrar, lijar e incluso romper" el lienzo para permitir que el aire circule, escribió Deleuze.
Tal vez también sea así con la historia y con los nuevos proyectos.
Hay que "limpiar, borrar, lijar e incluso romper" la Historia para permitir que el aire circule.
Tal vez es eso lo que piensan los activos atacantes de las estatuas inmóviles.
El aire a veces no circula por voluntad propia.
Desde el campo dicen que las madres han empezado a perder el miedo.
Van a la peluquería y a la misa. Y ya juegan con los mirlos que aparecen por todas partes.
Un dromedario carga una biblioteca para combatir la deserción escolar en Etiopía.
Una campaña pretende llevar juguetes a las favelas brasileñas.
Sin escuela, dicen, muchos no tienen acceso a los juguetes.
Niños sin internet aprendiendo a leer y a contar por el radio. Me refiero todavía a los pueblos de Colombia.
El radio como el transmisor de información esencial.
Aprendizaje que vuelve a los oídos.
El siglo de los dos grandes ojos se pone a escuchar con oído atento el dos y dos son cuatro y el alfabeto.
"La alegría es la prueba de fuego", decía Oswald de Andrade.
Volver a los oídos en el siglo XXI.
Una amiga de Brasil dice que limpió sus sillas con desinfectante.
Acabaron casi blancas.
Parecía que invitaban a alguien a sentarse.
Pero no hay nadie que se siente, y las sillas se van a quedar en un rincón hasta que se ensucien de nuevo. No ve a nadie desde hace dos meses.
"Ahora empieza un viaje duro, inexorable, en busca de lo más lejano posible", escribió Bataille.
Un viaje que pretenda llegar al punto más lejano en el espacio y en el espíritu.
Muchos tienen ya en mente ese proyecto.
Encontrar el punto más lejano de casa y encender allí una hoguera.
La tristeza es una avería en lo esencial: hay pocos mecánicos para eso.
Fue la última que entró "en la llamada de Zoom y la primera en abandonarla, como exige la etiqueta real".
Francia perdió medio millón de empleos desde marzo.
México supera la barrera de los 15 mil muertos.
Tránsito y contaminación vuelven a París.
Cien curas españoles han muerto ya debido a la pandemia.
La cantante brasileña Anitta dice que "salió más inteligente del confinamiento".
Robert Musil decía que debíamos ser más inteligentes a las ocho de la noche que a las ocho de la mañana.
Algunos grafitis en estatuas parecen estar aprendiendo a escribir en el soporte equivocado.
Deleuze, en el libro sobre Francis Bacon, dice que no existe el lienzo blanco, existe el lienzo sofocado por imágenes anteriores, lugares comunes, etc.
El pintor, primero, tiene que borrar todos los colores y figuras que están en el lienzo como fantasmas. Y, sólo después, empezar.
Obituario, Brasil. Sebastião da Lima Vasconcelos, 95 años.
"Entre todos los desafíos de la vida, el que más le gustaba eran los crucigramas. Murió en Belém."
Hay que "limpiar, borrar, lijar e incluso romper" el lienzo para permitir que el aire circule, escribió Deleuze.
Tal vez también sea así con la historia y con los nuevos proyectos.
Hay que "limpiar, borrar, lijar e incluso romper" la Historia para permitir que el aire circule.
Tal vez es eso lo que piensan los activos atacantes de las estatuas inmóviles.
El aire a veces no circula por voluntad propia.
Desde el campo dicen que las madres han empezado a perder el miedo.
Van a la peluquería y a la misa. Y ya juegan con los mirlos que aparecen por todas partes.
Un dromedario carga una biblioteca para combatir la deserción escolar en Etiopía.
Una campaña pretende llevar juguetes a las favelas brasileñas.
Sin escuela, dicen, muchos no tienen acceso a los juguetes.
Niños sin internet aprendiendo a leer y a contar por el radio. Me refiero todavía a los pueblos de Colombia.
El radio como el transmisor de información esencial.
Aprendizaje que vuelve a los oídos.
El siglo de los dos grandes ojos se pone a escuchar con oído atento el dos y dos son cuatro y el alfabeto.
"La alegría es la prueba de fuego", decía Oswald de Andrade.
Volver a los oídos en el siglo XXI.
Una amiga de Brasil dice que limpió sus sillas con desinfectante.
Acabaron casi blancas.
Parecía que invitaban a alguien a sentarse.
Pero no hay nadie que se siente, y las sillas se van a quedar en un rincón hasta que se ensucien de nuevo. No ve a nadie desde hace dos meses.
"Ahora empieza un viaje duro, inexorable, en busca de lo más lejano posible", escribió Bataille.
Un viaje que pretenda llegar al punto más lejano en el espacio y en el espíritu.
Muchos tienen ya en mente ese proyecto.
Encontrar el punto más lejano de casa y encender allí una hoguera.
La tristeza es una avería en lo esencial: hay pocos mecánicos para eso.
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