martes, 19 de noviembre de 2019
"Cartas marcadas". Alejandro Dolina
"Cartas marcadas" es un libro envuelto en niebla. La cerrazón que cubre las calles de Flores se tiende también sobre los capítulos de la novela provocando confusiones y obligándonos a marchar despacio. Por otra parte, la acción perversa de los Conspiradores ha llenado el texto de tachaduras, episodios falsos y agregados fraudulentos, para no hablar de páginas y capítulos enteros que han sido robados.
La niebla no sólo dificulta la percepción, sino que tiene, como los vapores oraculares, un efecto alucinatorio. Vemos poco y lo poco que vemos es dudoso. Los muertos se pasean por el barrio, las pasadillas se hacen realidad y los sujetos se vuelven inconstantes. El lector anda a tientas entre personajes que tratan de ocultar un secreto. El humo le inspira al principio una fe poética que lo convence de que debe dejarse guiar por las intuiciones del amor y del arte. Hasta que comprende, en medio de la oscuridad, que las manos de Virgilio y Beatriz que han venido orientándolo, no son más que otro engaño, el más perfecto, de un universo que es ausencia pura.
sábado, 7 de septiembre de 2019
El meteorólogo: Oliver Rolin por José Carlos Rodrigo Breto
Dos de los dibujos en las cartas que Alekseí enviaba a su hija y que reproduce el volumen de Libros del Asteroide:
Ambos textos presentan la impotencia del ser humano inmerso en el horror de un régimen como el de Stalin o como el de Corea del Norte. Un régimen que destroza cualquier atisbo de libertad, de humanidad, de esperanza.
martes, 20 de agosto de 2019
EL ANILLOElena Garro (México, 1916-1988)(cuento)
Amor y paz - Elena Garro
domingo, 21 de julio de 2019
«Agua viva», de Clarice Lispector (fragmentos)
Las Aguas del Mar - Clarice Lispector -
Ahí está él, el mar, la más ininteligible de las existencias no humanas. Y aquí está la mujer, de pie en la playa, el más ininteligible de los seres vivos. Como el ser humano un día hizo una pregunta sobre sí mismo, se volvió el más ininteligible de los seres vivos. Ella y el mar.
Sólo podría haber un encuentro de sus misterios si uno se entregara al otro: la entrega de dos mundos incognoscibles hecha con la confianza con que se entregarían dos comprensiones.
Ella mira el mar, es lo que puede hacer. Él sólo está delimitado para ella por la línea del horizonte, es decir, por su incapacidad humana de ver la curvatura de la tierra.
Son las seis de la mañana. Sólo un perro suelto vacila en la playa, un perro negro. ¿Por qué es que un perro es tan libre? Porque es el misterio vivo que no se indaga. La mujer vacila porque va a entrar.
Su cuerpo se consuela con su propia exigüidad en relación a la amplitud del mar porque es la exigüidad del cuerpo la que le permite mantenerse caliente y es esa exigüidad la que la vuelve pobre y libre, con su parte de libertad de perro en la arena. Ese cuerpo entrará en el frío ilimitado que sin rabia ruge en el silencio de las seis de la mañana. La mujer no lo sabe, pero está cumpliendo una resolución. Con la playa vacía, a esa hora de la mañana, no tiene el ejemplo de otros humanos que transforme la entrada en el mar en el simple juego liviano de vivir. Está sola. El mar salado no está solo porque es salado y grande, y eso es una realización. A esa hora, ella se conoce todavía menos de lo que conoce al mar. Su coraje es el de, no conociéndose, no obstante proseguir. No conocerse es fatal, y no conocerse exige coraje.
Va entrando. El agua salada es de un frío tal que le eriza en ritual las piernas. Pero una alegría fatal —la alegría es una fatalidad— ya la atrapó, aunque ni se le ocurre sonreír. Por el contrario, está muy seria. El olor a marejada embriagadora la despierta de sus más adormecidos sueños seculares. Y ella ahora está alerta, incluso sin pensar. La mujer es ahora compacta y leve y aguda –y se abre camino en la gelidez que, líquida, se le opone y al mismo tiempo la deja entrar, como en el amor, en el que la oposición puede ser un pedido.
El andar lento aumenta su coraje secreto. Y de repente se deja cubrir por la primera ola. La sal, el yodo, todo líquido, la dejan ciega por unos instantes, escurriéndose toda —espantada, fertilizada.
Ahora el frío se transforma en frígido. Avanzando, ella abre el mar por la mitad. Ya no necesita coraje, ahora ya es antigua en el ritual. Sumerge la cabeza dentro del brillo del mar y emerge una cabellera que se escurre sobre los ojos salados que arden. Juega con la mano en el agua, pausada, los cabellos al sol ya se están endureciendo de sal. Con el cuenco de las manos hace lo que siempre hizo en el mar, y con la altivez de los que nunca darán explicaciones, ni siquiera a sí mismos: con el cuenco de las manos lleno de agua, bebe a grandes tragos, buenos.
Era eso lo que le estaba faltando: el mar por dentro, como el líquido espeso de un hombre. Ahora ella es igual a sí misma. La garganta alimentada se cierra por la sal, los ojos enrojecen por el sol, las olas suaves la golpean y vuelven, porque ella es una escollera compacta.
Se sumerge de nuevo, de nuevo bebe más agua, ahora sin avidez, porque ya no la necesita. Es la amante que sabe que volverá a tenerlo todo. El sol se abre más y la eriza al secarla, ella vuelve a zambullirse: está cada vez menos ávida y menos aguda. Ahora sabe lo que quiere. Quiere estar de pie, quieta en el mar. Y así se queda. Como contra los flancos de un barco, el agua golpea, vuelve, golpea. La mujer no recibe transmisiones. No necesita comunicarse.
Después, camina dentro del agua, de regreso a la playa. No está caminando sobre las aguas —ah, nunca haría eso después de que hace milenios ya anduvieron sobre las aguas— pero nadie le quita: caminar dentro de las aguas. A veces el mar le opone resistencia, empujándola con fuerza hacia atrás, pero entonces la proa de la mujer avanza un poco más dura y áspera.
Y ahora pisa la arena. Sabe que está brillante de agua, y de sal y de sol. Aunque lo olvide de aquí a unos minutos, nunca podrá perder todo eso. Y sabe de algún modo oscuro que sus cabellos escurridos son los de un náufrago. Porque sabe, sabe que corrió un peligro. Un peligro tan antiguo como el ser humano.
Felicidad Clandestina incluye los relatos:
Felicidad clandestina - Una amistad sincera - Miopía progresiva - Restos del carnaval - El gran paseo - Come, hijo mío - Perdonar a Dios - Tentación - El huevo y la gallina - Cien años de perdón - La legión extranjera - Los obedientes - El reparto de los panes - Una esperanza - Monos - Los desastres de Sofía - La criada - El mensaje - Boceto de niño a mano alzada - Historia de un gran amor - Las aguas del mundo - La quinta historia - Encarnación involuntaria - Dos historias a mi modo - El primer beso.
sábado, 20 de julio de 2019
LA DECADENCIA DE LA AMISTAD. Por Alejandro Dolina.
martes, 9 de julio de 2019
La Patria, Julio Cortazar
este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.
domingo, 7 de julio de 2019
Fragmentos del desasosiego
lunes, 17 de junio de 2019
Alice Munro: Han llegado las naves espaciales
martes, 11 de junio de 2019
Los Espejos, Clarice Lispector
Un Pintor, Clarice Lispector
jueves, 9 de mayo de 2019
Hamlet Lima Quintana Poema once
de ti o de mi, sino de todos,
es que a veces la soledad nos muerde
como un perro en la tarde, como un misterio,
como una incertidumbre.
Puesto que no se trata de ponerse la ropa
o desnudarse delante de la gente.
miércoles, 1 de mayo de 2019
La dignidad del trabajo. Eduardo Galeano
Eduardo Galeano 26/04/2015
estoy empeñado en una inútil campaña contra la “inflación palabraria” en América Latina, que yo creo que es más jodida, más peligrosa que la inflación monetaria, pero se cultiva con más frecuencia. Y porque además lo que voy a hacer es leer para ustedes un mosaico de textos breves previamente publicados en revistas, periódicos, libros. Pero no reunidos como ahora en una sola ocasión, reunidos en torno a una pregunta que me ocupa y me preocupa como –estoy seguro– a todos ustedes, que es la pregunta siguiente: ¿los derechos de los trabajadores son ahora un tema para arqueólogos? ¿Sólo para arqueólogos? ¿Una memoria perdida de tiempos idos?
sábado, 27 de abril de 2019
Refutación del Regreso. Alejandro Dolina
Volver a cualquier parte.
viernes, 26 de abril de 2019
Balada de la primera novia - Alejandro Dolina
Ocupémonos de la novia de Allen.
martes, 19 de marzo de 2019
Rosas silvestres (Clarice Lispector)
martes, 5 de marzo de 2019
La primavera de Praga vista por el genial escritor30 de mayo de 1999 . Julio Cortázar
Los cronopios viven en diversos países, rodeados de una gran cantidad de famas y de esperanzas, pero desde hace un tiempo hay un país donde los cronopios han sacado las tizas de colores que siempre llevan consigo y han dibujado un enorme SE ACABO en las paredes de los famas, y con letra más pequeña y compasiva la palabra DECIDETE en las paredes de las esperanzas,
jueves, 14 de febrero de 2019
Revista Crisis
El Péndulo
REVISTAS >EL PÉNDULO
Revista Satiricón
El Archivo Histórico de Revistas Argentinas digitalizó ejemplares de Satiricón publicados entre 1972 y 1976 que se pueden descargar en PDF. Una maravilla:
Toda la existencia de la revista Satiricón estuvo signada por su convulsionado contexto político. El primer número apareció el 10 de noviembre de 1972, es decir, una semana antes del regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina. El último número apareció en marzo de 1976, a pocas horas del golpe de Estado.