sábado, 23 de noviembre de 2024

Lydia Davis, Cuatro cuentos

 



La escapada


Una explosión de ira cerca de la ruta, decir que no a la charla en el camino, un silencio en el bosque de pinos, otro silencio sobre el puente viejo del ferrocarril, intentar una muestra de afecto en el agua, decir que no a terminar la discusión entre las piedras llanas, un grito de bronca en la barranca, un llanto entre los yuyos.

Voces perdidas en la nieve”, un cuento de Mavis Gallant

 



A mitad del período de entreguerras, los padres que en su propia infancia habían sido formados con rigor eduardiano eran propensos a darles un tono categórico a preguntas muy simples: “Porque lo digo yo” era la respuesta a “¿Por qué?”, y la respuesta de un niño a “¿Qué te acabo de decir?” pocas veces podía ser distinta a “Que no” –que no digas, hagas, toques, saques, salgas, discutas, rechaces, comas, levantes, abras, grites, pongas mala cara, se te vea enojado–. 

Festival Saga Dawa. Kailash

 El monte Kailash de 6.638m de altitud es a la vez una de las montañas más bellas del planeta y sin duda la más sagrada. Se encuentra en el Tibet apartada de los Himalayas en la cordillera del Gangdise y aquí nacen los 4 grandes ríos, cuna de las religiones de esta parte del mundo, el Indo, el Sutlej, el Brahmaputra y el Karnali (tributario del Ganges).


miércoles, 25 de septiembre de 2024

Los Huéspedes. Saki





-El Paisaje que se ve desde nuestras ventanas es verdaderamente encantador –dijo Annabel-; esos huertos de cerezos y esos prados verdes, y el río que serpentea a lo largo del valle, y la torre de la iglesia asomándose entre los olmos, todo eso hace una verdadera pintura. Ha algo, aquí terriblemente soñoliento y lánguido, sin embargo; el estancamiento parece ser la nota dominante. Nunca pasa nada; tiempo de sembrar y de cosechar, una ocasional epidemia de sarampión o una tempestad moderadamente destructiva, y un poco de excitación por las elecciones más o menos una vez cada cinco años, eso es todo lo que tenemos para alterar la monotonía de nuestras existencias. 
¿Más bien horrible, no es cierto?

jueves, 1 de febrero de 2024

El Negro de París, Osvaldo Soriano

 



El Negro es un gato tranquilo, distante, tosco a veces, sin ser grosero. Mi papá y yo fuimos a buscarlo una tarde a la Sociedad Protectora de Animales de París. Habíamos llegado tiempo atrás a Francia, y yo me sentía muy solo, sin entender por qué habíamos dejado Buenos Aires con tanto apuro.

Mi papá y mi mamá me explicaron muchas veces que corríamos peligro mientras los militares gobernaran en el país y que sería mejor que yo creciera y fuera a una escuela en un lugar donde me enseñarían a vivir en libertad. Cuando nos fuimos de Buenos Aires no tuvimos tiempo de llevarnos nuestras cosas; yo tuve que dejar un triciclo y un largo tren eléctrico que hacía marchar entre montañas, bosques y ríos que cabían sobre la mesa del comedor. Pero lo que más me dolió fue dejar a Pulqui, que dormía conmigo hecha una bolita tibia, acurrucada entre mis piernas, hasta que me despertaba a la mañana, siempre a la misma hora, para ir al colegio.

martes, 16 de enero de 2024

El mal menor . C.E.Feiling

El mal menor de C. E. Feiling se abre con un acápite de “El hombre del traje negro”, un cuento de Stephen King aparecido en The New Yorker en 1994. La cita de Feiling es tributaria de la admiración que le mereció el relato. En 1997, el año de su muerte, Feiling reseñó ese cuento: define a King como “un gran estilista, un maestro del estilo coloquial norteamericano”, que además “siempre mete el dedo en la llaga”. Lapidario, sentencia que el relato “demuestra la miseria de pasarse la vida tomando capuccino y leyendo a Auster". Un año antes había publicado su tercera y última novela, un experimento feliz de relato de terror alla King, que llegó al cine como El prófugo, dirigida por Natalia Meta, con Erica Rivas. 

Dos grandes novelas argentinas de los 90 coincidieron entre las finalistas del Premio Planeta en 1995: El traductor, de Salvador Benesdra, y El mal menorFeiling tuvo una suerte de la que no gozó El traductor y Planeta optó por publicar El mal menor; el ladrillo de más 600 páginas de Benesdra recién vería la luz después de su suicidio.

Feiling escribió buena parte de su novela ambientada en San Telmo en un lugar que no se parece precisamente a la ciudad vieja de Buenos Aires: la Universidad de Iowa. Fue en 1994, cuando llegó allí para participar del International Writing Program de esa casa de altos estudios, becado por la Fundación Antorchas. “Los meses más productivos”, dice, fueron entre septiembre y noviembre de 1994. Podemos fechar, pues, la escritura de esta obra maestra en la Argentina del menemismo, en plena investigación del atentado a la AMIA, el doping de Maradona y su aventura como DT de Mandiyú, y el caso Carrasco que terminó con el servicio militar.
La muerte temprana a los 36 años dejó trunco un programa literario desafiante: una exploración de los géneros a través de la novela. El primer paso había sido el policial, con El agua electrizada, ambientada en pleno colapso hiperinflacionario (por cierto: una novela con trasfondo en el terrorismo de Estado, y que claramente se adelantó a la cuestión de la violencia de género). Luego vino Un poeta nacional, que planteó como relato de aventuras en la Patagonia a través de un alter ego de Lugones. Con El mal menor, Feiling indagó las posibilidades de un género casi sin explorar, no solamente en la Argentina, sino en todo el idioma castellano: el terror.
Como buen lector (y lo era a nivel de erudición), Feiling se nutrió de una amplia bibliografía del género, que es mayormente sajón. A su juego lo llamaron: después de Borges no debe haber habido un escritor argentino tan marcadamente anglófilo como Feiling (un continuador de esa línea es Carlos Gamerro). El resultado fue la novela, claro, pero también una antología de cuentos de terror que apareció pocas semanas antes de la muerte del escritor. Pese a su título marketinero (Los mejores cuentos de terror), es ciertamente un trabajo pionero, con textos de Poe y Lovecraft, y también del galés Arthur Machen, un autor celebrado por el propio King, que le reconoce su influencia en las dedicatorias de Revival, su novela de 2015. Lo cual demuestra la meticulosidad de Feiling, capaz de trazar el árbol genealógico de la literatura de terror.
Entre octubre y noviembre de 1996, mientras El mal menor salía a la calle y la historia de Inés Gaos y Nelson Floreal ante la amenaza de los prófugos ganaba sus primeros lectores, Feiling dio el curso “Terror al género del terror” en el Centro Cultural Rojas, que derivó en “La pesadilla lúcida”, la introducción a la antología. Allí planteó cuatro etapas en el devenir del género: terror gótico en el siglo XVIII (ambientado "en tiempos lejanos y países exóticos"); terror burgués con Poe; terror fantástico con Lovecraft (que incorpora mundos paralelos al terror burgués); y terror cinematográfico (relación de ida y vuelta con el cine, con tendencia al final feliz), donde inscribe a King. 

El mal menor es (pese a sus semejanzas con las dos últimas etapas, en especial la última) una novela de terror burgués. Dice Feiling que allí se da "la intromisión de algo siniestro y sobrenatural en un orden cotidiano no sólo parecido al de sus lectores, sino descripto en términos muy semejantes a los de la narrativa realista del siglo XIX". Sobre una base costumbrista se monta una novela con alusiones políticas muy filosas para lo que era el marco de los años 90 (por ejemplo: “Francamente, el aeropuerto de Santiago no me pareció gran cosa; si eso era el milagro económico chileno, los grandes éxitos de Pinochet se habían limitado al rubro secuestro, tortura y muerte de opositores”). Un cuarto de siglo después, la versión cinematográfica es una buena excusa para acercarse a un texto que entre nosotros es al terror lo que El Eternauta a la ciencia ficción: un hito insoslayable. 

un artículo de Marion Eppinger relatado por Jorge Fernández Díaz en pensándolo bien


Jorge Fernández  en Pensándolo bien , comenzó leyendo un artículo de Marion Eppinger que narra en primera persona la terrible experiencia de tener que vivir escondida en una casa colmada de oficiales nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Corría el año 1944 y los nazis ya casi perdían la guerra. Pero aun camino a la derrota, en marzo de ese año, las tropas alemanas ingresaron a Hungría, mi país, con el plan de completar lo que llamaban la solución final. Traducido a lengua humana o inhumana ese plan consistía pura y simplemente en la aniquilación total de la comunidad judía en Europa.

domingo, 26 de marzo de 2023

La puerta en el muro[Cuento - Texto completo.]H.G. Wells


I🌸

Hace aproximadamente tres meses, en una noche confidencial, Lionel Wallace me contó esta historia de la Puerta en el Muro. Y en aquel momento pensé que, en lo referente a mi amigo, la historia era verídica.

Me la contó con tan sencilla y directa capacidad de persuasión que no tuve más remedio que creerle. Pero a la mañana siguiente, en mi piso, me desperté en una atmósfera diferente.

Y mientras yacía en la cama y rememoraba las cosas que me había contado, despojadas del hechizo de su voz lenta y grave, privadas del foco tamizado de la luz de la mesa, de la atmósfera indefinida que nos envolvía a ambos y del agradable brillo de las cosas, del postre, de los vasos y de la mantelería de la cena que habíamos compartido, que las había convertido en aquel momento en un pequeño mundo brillante muy alejado de las realidades cotidianas, todo aquello me pareció francamente increíble.

lunes, 3 de octubre de 2022

Ragazza che precipita. Dino Buzzati



A diciannove anni, Marta si affacciò dalla sommità del grattacielo e, vedendo di sotto la città risplendere nella sera, fu presa dalle vertigini.
Il grattacielo era d’argento, supremo e felice in quella sera bellissima e pura, mentre il vento stirava sottili filamenti di nubi, qua e là, sullo sfondo di un azzurro assolutamente incredibile. Era infatti l’ ora che le città vengono prese dall’ispirazione e chi non è cieco ne resta travolto.
Dall’aereo culmine la ragazza vedeva le strade e le masse dei palazzi contorcersi nel lungo spasimo del tramonto e là dove il bianco delle case finiva, cominciava il blu del mare che visto dall’alto sembrava in salita. E siccome dall’oriente avanzavano i velari della notte, la città divenne un dolce abisso brulicante di luci; che palpitava.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

«El Espejo» de Haruki Murakami cuento, traducción de Diana Morales Morales


Fidel Sclavo

Todas las historias que has estado contado esta noche parecen pertenecer a dos categorías. Están las del tipo en las que tienes el mundo de los vivos de un lado, el mundo de los muertos en el otro, y una fuerza que permite el cruce de un lado al otro. Esto incluye fantasmas y cosas así. El segundo tipo incluye habilidades paranormales, premoniciones, la habilidad de predecir el futuro. Todas tus historias pertenecen a alguno de estos dos grupos.

De hecho, tus experiencias tienden a pertenecer, casi todas, a alguna de estas categorías. Lo que quiero decir es que la gente que ve fantasmas sólo ve fantasmas, nunca tiene premoniciones. Y los que tienen premoniciones no ven fantasmas. No sé por qué pero parece haber una predilección individual por una u otra. Al menos esa impresión me da.

domingo, 26 de junio de 2022

Mirarse el ombligo | Por Irene Vallejo


Fidel Sclavo

Los mapas cuentan historias y revelan pasiones, y también están hechos de mentiras.

El mundo es un pañuelo. Lo afirma el refranero popular, nuestra particular enciclopedia de bolsillo. En latín la palabra “mappa” significaba servilleta, toalla o trapo. Así llamaban a la tela rectangular que, en el silencio expectante del circo, daba la señal de salida para las carreras de carros, como si aquellos caballos fueran a galopar por confines y fronteras. Sobre la superficie de esos lienzos, los romanos dibujaban los perfiles del orbe que conocían.

Los mapas retratan nuestros mejores y peores rasgos: curiosidad ávida y hambre de descubrimiento, pero también vanidad conflictiva y sed de anexión. Nos fascinan porque cuentan historias y revelan nuestras pasiones. Además, construyen nuestra mirada. Las razones por las que el norte figura arriba no son científicas, sino estratégicas. Lo alto tiene connotaciones positivas, mientras que lo bajo se mira por encima del hombro. Asociamos la pobreza al sur y la prosperidad con países septentrionales. La famosa fotografía de la Tierra que tomó la nave Apolo 17 en 1972 —la canica azul— fue rotada para su publicación, pues ya solo sabemos leer el planeta colocado de esa única forma. Sin embargo, durante siglos el este ocupó habitualmente la posición superior porque la luz surge de oriente, mientras que el norte simbolizaba un territorio de oscuridad: desde entonces, “orientarnos” significa buscar la referencia allá donde nace el día. 

Traficantes de Tiempo Irene Vallejo



Artículo publicado en El País Semanal el 6/12/2020

«Igual que tú, el niño siente la impaciencia del deseo —lo quiero ya—, pero no puede comprender la razón de la prisa. Para qué sirve la rapidez, cuando el placer consiste en entretenerse, remolonear y ser lentos. Qué inexplicables le parecen vuestras bruscas urgencias, los espabila, los venga vamos, los así no llegaremos nunca. Experto en demoras, se recrea en cada juego, en el peldaño de cada escalera, en cada excursión, como una historia interminable. Tu hijo intuye que el amor exige prodigalidad temporal. Si quieres a alguien, le das tu sosiego, tu desaceleración, tu olvido de los relojes.
Sin embargo, tu pequeño sibarita tiene serios competidores: cada instante, los dispositivos digitales y sus voraces pantallas batallan por secuestrar nuestras horas. Los gigantes tecnológicos codician miradas absortas para subastarlas en un frenético mercado de la atención. Las aplicaciones y las redes sociales son gratuitas solo en apariencia. No pagamos por ellas porque el producto es en realidad otro: nuestro tiempo. Hechizados por imágenes palpitantes y estímulos adictivos, regalamos información sobre nuestros gustos, movimientos, opiniones, miserias y sueños. Cuanto más, mejor: alimentamos bancos de minutos y bases de datos que las empresas venderán al mejor postor y que retornarán en forma de publicidad y propaganda personalizadas. Somos nosotros quienes estamos en venta.

domingo, 23 de enero de 2022

ELLA/EVA Marisa Alvez.




sola

absolutamente sola

erguida
hecha jirones

de pie
tus propias vísceras
el engaño atroz de las últimas máscaras
una piel demasiado sensible
el feroz aleteo del miedo
develado pájaro

cuánto cuesta
cuánto

intuición y río
luna y sangre

de dónde el resistir
de dónde la fuerza
de dónde la luz

soledad quemante
el vislumbrar de la memoria te sostiene

las mujeres que sentimos
el exilio y la sombra
estamos con vos

*

MarisaAlvez

(Tapebicuá, Corrientes, Argentina, 1964)
Reside en La Cruz
de Para respirar, Moglia Ediciones, Corrientes, 2020
Ilustración de #AnaSofíaCastañón

lunes, 15 de noviembre de 2021

WIDGETS


En informática, un widget o artilugio[1]​ es una pequeña aplicación o programa, usualmente presentado en archivos o ficheros pequeños que son ejecutados por un motor de widgets o Widget Engine. Entre sus objetivos están dar fácil acceso a funciones frecuentemente usadas y proveer de información visual. Aunque no es condición indispensable, los widgets suelen ser utilizados para ser "empotrados" en otra página web, copiando el código que el mismo widget pone a disposición del usuario. Dado que son pequeñas aplicaciones, los widgets pueden hacer todo lo que la imaginación desee e interactuar con servicios e información distribuida en Internet; pueden ser vistosos relojes en pantalla, notas, calculadorascalendariosagendasjuegos, ventanas con información del tiempo en su ciudad, incluso sistemas de tiendas de comercio, etcétera.

gtk3-demo, un programa para demostrar widget en GTK+ versión 3

Los widgets de escritorio también se conocen como gadgets de escritorio, y son una nueva categoría de mini aplicaciones; diseñadas para proveer de información o mejorar una aplicación o servicios de un ordenador o computadora, o bien cualquier tipo de interacción a través del World Wide Web, por ejemplo una extensión de alguna aplicación de negocios, que nos provea información en tiempo real del estatus del negocio u organización.

Una característica común a los widgets, es que son de distribución gratuita a través de Internet.

Aparecieron originalmente en el ambiente del sistema de accesorios de escritorio de Mac OS XWindows Vista y Yahoo! ofrecieron una colección muy amplia de widgets para Windows XP y Mac OS X; llamadas Windows Desktop Gadgets y Yahoo! Widgets respectivamente a la vez que existió una creciente creación de widgets para Windows Vista por parte de usuarios, ambos aprovechaban del motor gráfico de este sistema conocido como WinFX, una biblioteca de tecnologías para Windows Vista también disponible sin costo alguno para Windows 2000XP y 2003, Sin embargo la llegada de Windows 8 obligó a Microsoft retirar el soporte para Windows Desktop Gadgets en 2011, Por su lado Yahoo terminó el soporte para Yahoo! Widgets el 2 de marzo de 2012, al igual que el soporte para su desarrollo y sus respectivas galerías web.[2]

También los había para GNU/Linux, utilizando el motor widget «Superkaramba», que permitía la ejecución de un sinnúmero de widgets disponibles desde muchas páginas en internet; su facilidad de programación es sorprendente y al ser de código abierto cualquier usuario podía personalizarlo a su gusto. Para finales del 2007, el escritorio KDE 4.0 podía ejecutar widgets de Mac OS X.

El modelo de mini aplicaciones de widgets, es muy atractivo por su relativamente fácil desarrollo: muchos de los widgets, pueden ser creados con unas cuantas imágenes y con pocas líneas de código, en lenguajes que van desde XML, pasando por JavaScript a Perl, y C# entre otros.

Origen de la palabra Widget

Se considera que la palabra widget proviene de la combinación de las palabras window-gadget (que se interpretaría como aparato, artilugio o dispositivo de ventana); aunque se sabe que en 1924 en la obra titulada Beggar on Horseback de George S. Kaufman y Marc Connelly, el héroe de la obra trabaja en una fábrica que elabora «widgets», que se supone son artículos o materias primas.

En Gran Bretaña, la palabra «widget» tiene un significado adicional, que es el de un dispositivo pequeño usado durante la manufactura de ciertos tipos de cerveza, que ayuda a mantener baja la temperatura de la cerveza por periodos prolongados sin refrigeración.

Diferentes tipos de widgets

Existen muy variados y diferentes tipos de widgets. Algunos de ellos y los más frecuentes son:

Widgets de escritorio: son los que más conocemos. Son herramientas interactivas descargables que se insertan en el escritorio de nuestro ordenador. Suelen ser aplicaciones para: el tiempo, el reloj, buscadores, etc.

Web widgets: partes de código que representan funcionalidades o contenidos que pueden ser instalados y ejecutados en tu página de manera sencilla. El código puede programarse desde: JavaScript, Flash, Silverlight y Windows Media Player entre otros. Su objetivo es enriquecer los contenidos y funcionalidades de tu Web sin necesidad de programar y crear nuevos contenidos.

Widgets para móviles: similares a los de escritorio, pero, en este caso, para el interfaz del teléfono. A pesar de lo pequeña que pueda ser su pantalla, los Widgets se adaptan perfectamente a la misma y prestan servicios interactivos de gran calidad.

Widgets físicos: mecanismos compactos interactivos que integran varias funciones típicas de los Widgets utilizados en un ordenador. Sus funcionalidades más comunes pueden ser alarmas despertador, información del tiempo, de Internet, etc.


viernes, 30 de julio de 2021

Ciudad Santa. Guillermo Orsi

 




Lectura: "Ciudad Santa", de Guillermo Orsi.  Un crucero de lujo encalla en el Río de la Plata y miles de turistas con las billeteras llenas desembarcan en una Buenos Aires que se les abre como la boca de un lobo. Corderitos sacrificiales para los que manejan los bajos fondos de una ciudad que esconde la mugre entre bifes anchos, milongas embaucadoras y esquinas que mienten París. Como escribe Orsi: "una selva sin tarzanes, un jardín artificial en el que las rosas y los jazmines son de plástico, donde los ricos viven en barrios construidos sobre los escombros o sobre los muertos". En este escenario se cruzarán de manera salvaje los destinos de una abogada sacapresos, un policía solitario, un asesino con chapa, una reina de belleza boliviana, un gigoló paraguayo, un narco colombiano y un fantasmal amputador de cabezas. Personajes que bailarán tangos amargos y brutales, a veces con la vida, casi siempre con la muerte. "Ciudad Santa" tiene el ritmo, el pulso y la violencia de "Cosecha roja". Al igual que Hammett, Orsi  lanza una mirada desencantada sobre el sistema, se ríe de él, juega con los hilos que no se ven pero están y construye una historia que, como un cubo Rubik enloquecido, gira entre ejecuciones, secuestros, trampas, ajustes de cuenta, extorsiones y tiroteos. Intensa, oscurísima, "Ciudad Santa" es una referencia ineludible dentro lo mejor del género policial argentino del siglo XXI. Un dato: esta novela obtuvo el premio Dashiell Hammett en 2009 y nunca antes había sido publicada en el país.

José María Marcos. Ceguera


No habrá nunca una puerta. Estás adentro.

Jorge Luis Borges, Laberinto

 



Hoy estoy ciego, y si bien me es difícil hablar de felicidad, puedo decir que he alcanzado cierto grado de serenidad, y de satisfacción.

Durante largos años esperé esta ceguera, que de día es como una tela amarillenta, sucia, porosa, y sólo de noche, distante de cualquier simulacro del sol, es oscura como lo he deseado, no sé si con fervor pero sí con secreta desesperación.

Ya en la infancia sabía que era distinto a mis hermanos, a mis padres, a mis amigos. Mi aspecto era el de un niño común y corriente, desgarbado, solitario y asediado por constantes ataques de alergia. Lo diferente tenía que ver con algo que se manifestó una tarde en Hust, en la quinta de mis padres, y que sólo puedo expresar con torpes palabras.

lunes, 26 de abril de 2021

Colombia. O cómo volver a casa después del infierno”, en La Nación Revista. Carolina Aguirre



Lo único que sé sobre Colombia es que hacen mis telenovelas preferidas y que es un país violento. Te lo avisa todo el mundo antes de subirte al avión. Que hay secuestros, que te matan, que ojo con las FARC, que en Bogotá nunca sale el sol, que hay militares en todas las esquinas. Yo siempre contesto lo mismo: que a mí nada me miedo, menos Colombia, patria de Betty la fea y Café con aroma de mujer. Pero ese es un problema que tengo yo, que nada me da miedo.

Viajo con mi novio. Estamos juntos hace cuatro o cinco meses y la relación está en su peor momento. Salvo cuando salimos y nos divertimos, al lado suyo la paso pésimo. Él es un mujeriego oscuro y no le creo nada de lo que dice. Su pasado me atormenta, no me gusta cómo le habla a su ex mujer, tuvo demasiadas amantes y sus anécdotas están llenas de agujeros. Cuando pienso en eso, tengo un ataque de angustia, me pongo a llorar y lo dejo. Lo dejé una vez durante el primer mes. Dos veces el segundo. Tres o cuatro el tercero. A esta altura, lo dejo una vez por semana por lo menos.

Matar la crisis a volantazos, 23 septiembre, 2010. Hernán Casciari


Fidel Sclavo

Voy a cumplir cuarenta. Lo escribo así, de sopetón, para que se asusten los lectores jóvenes. La famosísima crisis es inminente. En las vísperas redondas (los veinte, los treinta) me pregunté siempre lo mismo: ¿cómo se esquiva una crisis que acecha? Cuando estaba a punto de cumplir los treinta cambié de país, de siglo y de estado civil. Hice todo eso nada más que para distraer mi crisis. Ahora viene otra, más intensa, y algo tendré que hacer. Un volantazo fulminante que me haga olvidar lo más terrible: que quedan diez años menos.

Cuando me llegaron los treinta pasaron un montón de cosas que distrajeron mi crisis: cambió el milenio, cayeron las torres, me subí al último avión de fumadores y pasé mi primer fin de año con nieve. Conocí a Cristina y supe que me iría a vivir con ella. Me convertí en un inmigrante y dejé de escribir literatura analógica. Perdí mis códigos y mi jerga. Probé la horchata y el hachís. Le enseñé a mis padres a instalar un messenger y a usarlo cada día. Entendí, como pude, los beneficios y las contras de internet, esa confusión gigantesca que empezaba a mostrar las uñas. Y sin entenderlo del todo me puse a escribir allí, en ese reducto nuevo, sin esperar nada.

Melancolía de mujeres analógicas, 24 abril, 2009 .Hernán Casciari


Daniel Egneus

Este relato apareció por primera vez en el blog Orsai, de Hernán Casciari, el 24 abril, 2009.
Me encuentro con un viejo compañero de la primaria que no veía desde los años ochenta, y del que tuve noticias a través de una red social. Nos citamos en un bar del centro, nos palmeamos con cariño falso, pedimos unas cervezas. Le digo: "Qué increíble, para lo que acaba sirviendo Facebook". Se ríe fuerte, como si le estuviera tomando el pelo: "Si Facebook sirviera solamente para encontrarme con vos, gordo boludo —me dice—, yo no tendría banda ancha en casa. A mí Facebook me cambió la vida, pero de verdad".

—¿Para tanto? —le pregunto.

—Mirá para afuera —me explica—. Imaginate que todas las mujeres que están pasando ahora por la calle tuvieran un cartel en el culo que dijera «estoy en una relación complicada», o «soy soltera», o «solamente busco amistad», o incluso «me interesan los hombres y también las mujeres»...

La luna, a retazos y en liquidación31 agosto, 2006. Hernán Casciari



Este relato apareció por primera vez en el blog Orsai, de Hernán Casciari, el 31 agosto, 2006.

Acaba de llegarme el título de propiedad de un terrenito que me compré en la Luna. Me costó 20 dólares —gastos de envío aparte— y lo pagué con tarjeta. Además del certificado con mi nombre grandote, me vino por correo una foto satelital de mi parcela. No sé si ustedes estarán viendo la Luna, pero si la tienen a mano dibujen en ella una cara imaginaria. Mi terrenito estaría sobre el ojo derecho. La región se llama Lago de los Sueños (Lacus Somniorum en latín) y está casi saliendo del Mar de la Serenidad, como quien va al Cráter Posidonius.

El acre que me compré no es gran cosa, también es verdad: haciendo cuentas descubrí que son apenas cuatro mil metros cuadrados. De todas maneras, el hombre que me vendió el terrenito dice que esta zona se está convirtiendo en una de las más deseadas, y me advirtió que me apurase porque se las estaban sacando de las manos. ¿Cómo no iba a hacerle caso a este señor, si es un visionario de la modernidad?

El dueño de la Luna se llama Dennis Hope, pero no siempre fue tan moderno ni tan visionario. De hecho, en su niñez y juventud él miraba la luna como la vemos nosotros: con cara de pavo y pensando en otra cosa. En los años setenta este buen hombre, algo gordito y con gesto entre pánfilo y boludón, trabajaba de ventrílocuo. Iba pueblo por pueblo, junto a un teatro de variedades que funcionaba en el sur de Estados Unidos. A Dennis las cosas no le iban muy bien porque, al parecer, movía demasiado los labios. Pero insistía.

Según dicen, Dennis seguía en el pobre teatro rodante porque estaba enamorado de la hija del dueño. Una chica que se llamaba Alice y que hacía equilibrio o malabares, según la necesidad. Pero la chica era menor, y entonces él la deseaba en silencio, y esperaba a que cumpliera dieciocho para declararse. En medio de la espera, se casó con una bailarina mexicana, pero el matrimonio funcionó muy mal.