lunes, 11 de mayo de 2020

El cuello grande del cisne. Gonçalo M Tavares



Un cuello grande puede volverse violento, es una agresión a las ilustraciones el cuello grande, ¿entiendes? Pocas imágenes perturban más que la de un cisne con la cabeza separada del cuerpo, pero con las dos partes aún allí, visibles.
—¿Qué quieres? No puedes ni prohibir animales con cuello largo ni la debilidad. La debilidad es una invitación a los fuertes, ¿pero qué quieres hacer? Hazte fuerte y aún más fuerte, y basta. Evita el cuello largo. Cuando tu cuello comience a alargarse, córtalo.

Los proyectiles pesados . Gonçalo M Tavares




Las únicas ilusiones son sobre los muertos. Crees que ellos son mejores de lo que realmente son. La vida es una sola: obtener dinero o reputación e hijos para justificar delante de los demás el hecho de no tirarte desde un edificio; y la muerte forma parte de los vivos, es la segunda parte, como en las películas.

sábado, 25 de abril de 2020

EL REINO DE ESTE MUNDO .ALEJO CARPENTIER


fragmentos

"Todas las puertas de los barracones cayeron a la vez, derribadas desde adentro. Armados de estacas, los esclavos rodearon las casas de los mayorales, apoderándose de las herramientas. El contador, que había aparecido con una pistola en la mano, fue el primero en caer, con la garganta abierta de arriba a abajo, por una cuchara de albañil. Luego de mojarse los brazos en la sangre del blanco, los negros corrieron hacia la vivienda principal, dando mueras a los amos, al gobernador, al Buen Dios y a todos los franceses del mundo.

jueves, 16 de abril de 2020

El Gato. Héctor Álvarez Murena



¿Cuánto tiempo llevaba encerrado? La mañana de mayo velada por la neblina en que había ocurrido aquello le resultaba tan irreal como el día de su nacimiento, ese hecho acaso más cierto que ninguno, pero que sólo atinamos a recordar como una increíble idea. Cuando descubrió, de improviso, el dominio secreto e impresionante que el otro ejercía sobre ella, se decidió a hacerlo.



Libélula Maumy Gonzalez

Libélula

Maumy González

 http://revistamuu.com/mau-gonz%C3%A1lez.html



Le gusta mirarse el pie de apoyo cuando está en punta. La vida se le diluyó en un rigor casi lapidario hasta lograr esa curvatura del empeine. Le fascina la forma en que se integra con la canilla y el muslo, luego con la pelvis y el otro muslo y de ahí hasta la otra punta.  La zapatilla que baja y sube. Un salto, de nuevo la punta y luego, por un instante, la planta en el suelo. Sus clientes disfrutan de mirarla así: pura piel, abierta y elástica, demostrando un nivel de maleabilidad que los excita.

domingo, 12 de abril de 2020

qué nos enseñó La Peste de A. Camus



¿Qué nos enseñó 'La peste', de Albert Camus? Que las peores epidemias no son biológicas, sino morales. En las situaciones de crisis, sale a luz lo peor de la sociedad: insolidaridad, egoísmo, inmadurez, irracionalidad. Pero también emerge lo mejor. Siempre hay justos que sacrifican su bienestar para cuidar a los demás.

La Peste de Albert Camus . Miguel Ángel Vigo



" La palabra "peste" acababa de ser pronunciada por primera vez. En este punto de la narración que deja a Bernard Rieux detrás de una ventana se permitirá al narrador que justifique la incertidumbre y la sorpresa del doctor puesto que, con pequeños matices, su reacción fue la misma que la de la mayor parte de nuestros conciudadanos. Las plagas, en efecto, son una cosa común pero es difícil creer en las plagas cuando las ve uno caer sobre su cabeza. Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y sin embargo, pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas. El doctor Rieux estaba desprevenido como lo estaban nuestros ciudadanos y por esto hay que comprender sus dudas. Por esto hay que comprender también que se callara, indeciso entre la inquietud y la confianza. Cuando estalla una guerra las gentes se dicen: "Esto no puede durar, es demasiado estúpido." Y sin duda una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre, uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí mismo. Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan, y los humanistas en primer lugar, porque no han tomado precauciones. Nuestros conciudadanos no eran más culpables que otros, se olvidaban de ser modestos, eso es todo, y pensaban que todavía todo era posible para ellos, lo cual daba por supuesto que las plagas eran imposibles. Continuaban haciendo negocios, planeando viajes y teniendo opiniones. ¿Cómo hubieran podido pensar en la peste que suprime el porvenir, los desplazamientos y las discusiones? Se creían libres y nadie será libre mientras haya plagas.

Albert Camus, La peste fragmento..la peste nuestro único asunto




«A partir de ese momento, se puede decir que la peste fue nues­tro único asunto. Hasta entonces, a pesar de la sorpresa y la inquietud que habían causado aquellos acontecimientos singula­res, cada uno de nuestros conciudadanos había continuado sus ocupaciones, como había podido, en su puesto habitual. Y; sin duda, esto debía continuar. Pero una vez cerradas las puertas, se dieron cuenta de que estaban, y el narrador también, cogidos en la misma red y que había que arreglárselas. Así fue que, por ejem­plo, un sentimiento tan individual como es el de la separación de un ser querido se convirtió de pronto, desde las primeras sema­nas, mezclado a aquel miedo, en el sufrimiento principal de todo un pueblo durante aquel largo exilio».

Fragmento de La Peste .Albert Camus



el reencuentro...

“Su sentimiento de exilio, en cuanto vieron el humo del tren, se extinguió bruscamente bajo la avalancha de una alegría confusa y cegadora. Cuando el tren se detuvo, las interminables separaciones que habían tenido su comienzo en aquella estación tuvieron allí mismo su fin en el momento en que los brazos se enroscaban, con una avaricia exultante, sobre los cuerpos cuya forma viviente habían olvidado.” (…) “Para todos ellos la verdadera patria se encontraba más allá de los muros de esta ciudad ahogada. Estaba en las malezas olorosas de las colinas, en el mar, en los países libres y en el peso vital del amor. Y hacia aquella patria, hacia la felicidad era hacia donde querían volver, apartándose con asco de todo lo demás.”

miércoles, 11 de marzo de 2020

ROCK SPRINGS, un cuento de Richard Ford





Edna y yo salimos de Kalispell camino de Tampa-St. Pete, donde todavía me quedaban algunos amigos de los buenos tiempos, gente que jamás me entregaría a la policía. Me las había arreglado para tener algunos roces con la ley en Kalispell, todo por culpa de unos cheques sin fondos, que en Montana son delito penado con la cárcel. Yo sabía que a Edna le rondaba la cabeza la idea de dejarme, porque no era la primera vez en mi vida que tenía líos con la justicia. Edna también había tenido sus problemas, la pérdida de sus hijos y evitar día tras día que Danny, su ex marido, se colara en su casa y se lo llevara todo mientras ella trabajaba, que era el verdadero motivo por el cual me fui a vivir con ella al principio; eso y la necesidad de darle a mi hija Cheryl una vida algo mejor.

El diario de Sheindi Miller-Ehrenwald, una superviviente del Holocausto

Sheindi Miller-Ehrenwald fue sometida a trabajos forzados en una fábrica de armamento alemana. Eso fue tras sobrevivir a Auschwitz, donde murió su familia. Miller-Ehrenwald tenía 14 años y en aquella fábrica reconstruyó en el envés de fichas de pedidos el diario que escribió en pedazos de papel arrugados durante la deportación y también en el campo de exterminio. En total suman 54 tarjetas amarillentas escritas en húngaro, que solo ahora, 75 años más tarde, salen a la luz y que forman un testimonio excepcional. Su autora, una superviviente de 90 años, siente que ahora ha llegado el momento de hacerlas públicas, de contribuir a la lucha contra el olvido que marca este aniversario de la liberación del campo de exterminio en Auschwitz. “Cuando escucho que hay gente que niega el Holocausto […] Aquí está todo escrito. Ha pasado y haré todo lo posible para que no se olvide”, promete Miller-Ehrenwald en imágenes emitidas por la prensa alemana.

En las tarjetas, que ahora se exhiben por primera vez en Berlín, describe por ejemplo con letra abigarrada, cómo soldados alemanes y policías húngaros ordenan salir de los vagones a los cabezas de familia. “Mi padre sale y un cuarto de hora después, vuelve y dice que todo el que tenga dinero, bolsos de cuero, relojes y otros objetos de valor debe entregarlos en cinco minutos. Nadie debe tratar de huir, porque si falta una sola persona, dispararán contra todos y cada uno del vagón”. Cuenta cómo un bebé de cuatro meses y una conocida han muerto, cómo los sacaron del tren y la madre no sabe si quiera dónde está el cadáver de su hija. “La vida es dura y los humanos son capaces de aguantar más que los animales”, escribe.

Ha sido el diario sensacionalista Bild el que logró convencer a Miller-Ehrenwald para que publicara unos diarios que esta semana se exponen por primera vez al público en el museo de historia alemán, en Berlín. “Hay muchos testimonios escritos en el gueto o desde lugares donde los judíos se escondieron. Lo especial de este diario es que su autora siguió escribiendo en Auschwitz y después en el campo de trabajos forzados”, explica en la sala de la exposición en la que se exhiben los originales su comisaria Stephanie Neuner. “El proceso de eliminación de los judíos húngaros fue muy rápido. Parece increíble que alguien fuera capaz de documentarlo”, añade Neuner, quien explica que la autenticidad de los documentos ha sido certificada por varios especialistas. Dentro de una vitrina, se expone el taco de fichas amarillentas, escritas de arriba abajo para aprovechar todo el espacio posible.

Miller-Ehrenwald relata la vida en el campo de exterminio, donde sus abuelos, sus padres y dos de sus hermanos fueron ejecutados en la cámara de gas. “Cada persona que llegaba era desinfectada […] Nos piden a todos que nos desvistamos. Que dejemos aquí toda la ropa. `Primero les cortaremos el pelo ´¿Nos cortarán el pelo?”. Y sigue: “En lugar de gritar, nos reíamos. No sabíamos lo que nos esperaba […]. No sabíamos nada. El baño había terminado. A la salida del cuarto de baño, nos rociaban con un líquido abrasivo. Uno nos dijo que estábamos desinfectados”. Escribe también Miller-Ehrenwald: “Había hombres en la habitación. 'La vergüenza te la dejas en casa', nos dijo una mujer. Nos desvestimos. Los hombres recorrían la habitación riéndose y nosotras nos quedamos de pie, desnudas y profundamente avergonzadas”.

Camiones grandes

Miller-Ehrenwald tenía 14 años cuando los nazis ocuparon Hungría. “Niñas, los alemanes han invadido”, les anunció su madre, según relata en los diarios. Vivían en Gálanta, una pequeña población que hoy pertenece a Eslovaquia y en la que había dos importantes comunidades judías conocidas por su erudición. El confinamiento en guetos y las deportaciones a Auschwitz fueron muy deprisa. En junio de 1944, la pequeña Miller-Ehrenwald y su familia fueron transportados en tren de mercancías al campo de exterminio. Cerca de 437.000 judíos húngaros fueron trasladados en apenas tres meses a Auschwitz-Birkenau. “El domingo 20 de abril, llegaron unos camiones grandes a Galánta. Pararon enfrente de las tiendas judías y se llevaron todas las mercancías”, relata. Y continúa: “El periódico escribió en un mensaje en letras grandes: los judíos deben llevar una estrella amarilla de 10 centímetros”, escribe.

De allí, los deportaron en trenes de ganado hasta los campos. En los diarios relata con detalle el viaje. Miller-Ehrenwald sobrevivió y fue asignada a una fábrica de armas. La maquinaria de la guerra nazi necesitaba mano de obra, que proporcionaron en parte los prisioneros de los campos y en Baja Silesia, en el sur de Polonia, se instalaron grandes fabricantes de armas. Una de las factorías fue Karl Diehl, de Nuremberg, donde Miller-Ehrenwald acabó sometida a trabajos forzados, como se puede leer en el membrete de las fichas. 14 meses después de su deportación fue liberada y en 1949, como muchos otros supervivientes, Miller-Ehrenwald emigró a Israel, donde un año antes se había fundado el Estado judío.

Fuente: El País

lunes, 3 de febrero de 2020

texto de Haruki Murakami

“En el cielo no había una sola nube. Sin embargo, toda su superficie estaba cubierta por el lánguido y opaco velo típico de la primavera. Por encima de aquel velo borroso, el azul del cielo intentaba avanzar y extender sus colores. La luz del sol se derramaba en silencio a través del aire como una cascada de fino polvo y se apilaba en la superficie de la tierra sin que eso importase a nadie.
    El viento tibio hacía vibrar la luz. El aire fluía despacio igual que unos pájaros que se desplazaran, en bandada, a través de los árboles. El viento se deslizaba por el suave declive verde que bordeaba las vías, cruzaba los raíles y atravesaba el bosquecito sin hacer temblar una sola hoja. El canto del cuclillo hendió la suave luz y su eco desapareció en las lejanas crestas.  Las colinas se encadenaban unas a otras en múltiples ondulaciones y se ovillaban en la solana del tiempo como enormes gatos dormidos”

martes, 28 de enero de 2020

El diario de Sheindi Miller-Ehrenwald, una superviviente del Holocausto



Sheindi Miller-Ehrenwald fue sometida a trabajos forzados en una fábrica de armamento alemana. Eso fue tras sobrevivir a Auschwitz, donde murió su familia. Miller-Ehrenwald tenía 14 años y en aquella fábrica reconstruyó en el envés de fichas de pedidos el diario que escribió en pedazos de papel arrugados durante la deportación y también en el campo de exterminio. En total suman 54 tarjetas amarillentas escritas en húngaro que solo ahora, 75 años más tarde, salen a la luz y que forman un testimonio excepcional.

martes, 19 de noviembre de 2019

"Cartas marcadas". Alejandro Dolina


"Cartas marcadas" es un libro envuelto en niebla. La cerrazón que cubre las calles de Flores se tiende también sobre los capítulos de la novela provocando confusiones y obligándonos a marchar despacio. Por otra parte, la acción perversa de los Conspiradores ha llenado el texto de tachaduras, episodios falsos y agregados fraudulentos, para no hablar de páginas y capítulos enteros que han sido robados.
La niebla no sólo dificulta la percepción, sino que tiene, como los vapores oraculares, un efecto alucinatorio. Vemos poco y lo poco que vemos es dudoso. Los muertos se pasean por el barrio, las pasadillas se hacen realidad y los sujetos se vuelven inconstantes. El lector anda a tientas entre personajes que tratan de ocultar un secreto. El humo le inspira al principio una fe poética que lo convence de que debe dejarse guiar por las intuiciones del amor y del arte. Hasta que comprende, en medio de la oscuridad, que las manos de Virgilio y Beatriz que han venido orientándolo, no son más que otro engaño, el más perfecto, de un universo que es ausencia pura.


sábado, 7 de septiembre de 2019

El meteorólogo: Oliver Rolin por José Carlos Rodrigo Breto

Libros del Asteroide ha construido, con El meteorólogo de Olivier Rolin, un díptico. Un díptico estremecedor sobre la vida cotidiana bajo el estalinismo más extremo, que se completa con la publicación, hace ya unos meses, de La acusación de Bandi.
Dos de los dibujos en las cartas que Alekseí enviaba a su hija y que reproduce el volumen de Libros del Asteroide:



Ambos textos presentan la impotencia del ser humano inmerso en el horror de un régimen como el de Stalin o como el de Corea del Norte. Un régimen que destroza cualquier atisbo de libertad, de humanidad, de esperanza.

martes, 20 de agosto de 2019

EL ANILLOElena Garro (México, 1916-1988)(cuento) 

Siempre fuimos pobres, señor, y siempre fuimos desgraciados, pero no tanto como ahora en que la congoja campea por mis cuartos y corrales. Ya sé que el mal se presenta en cualquier tiempo y que toma cualquier forma, pero nunca pensé que tomara la forma de un anillo. Cruzaba yo la Plaza de los Héroes, estaba oscureciendo y la boruca de los pájaros en los laureles empezaba a calmarse. Se me había hecho tarde.


 

Amor y paz - Elena Garro

Desde hacía tres años sabía que iba ocurrir algo. Estaba viviendo en el revés del tiempo y veía los hilvanes, los forros y los enresortados de los días. Su vida entera era ahora el revés de su vida.


domingo, 21 de julio de 2019

«Agua viva», de Clarice Lispector (fragmentos)

Es con una alegría tan profunda. Es un aleluya tal. Aleluya, grito, aleluya que se funde con el más oscuro alarido humano de dolor de separación pero que es un grito de felicidad diabólica. Porque ya nadie me ata. Sigo con capacidad de razonar –he estudiado matemáticas, que son la locura de la razón– pero ahora quiero el plasma, quiero alimentarme directamente de la placenta. Tengo un poco de miedo: miedo de entregarme, porque el próximo instante es lo desconocido. ¿El próximo instante está hecho por mí? ¿O se hace solo? Lo hacemos juntos con la respiración. Y con una desenvoltura de torero en la arena.


Las Aguas del Mar - Clarice Lispector -

Ahí está él, el mar, la más ininteligible de las existencias no humanas. Y aquí está la mujer, de pie en la playa, el más ininteligible de los seres vivos. Como el ser humano un día hizo una pregunta sobre sí mismo, se volvió el más ininteligible de los seres vivos. Ella y el mar.

Sólo podría haber un encuentro de sus misterios si uno se entregara al otro: la entrega de dos mundos incognoscibles hecha con la confianza con que se entregarían dos comprensiones.

Ella mira el mar, es lo que puede hacer. Él sólo está delimitado para ella por la línea del horizonte, es decir, por su incapacidad humana de ver la curvatura de la tierra.

Son las seis de la mañana. Sólo un perro suelto vacila en la playa, un perro negro. ¿Por qué es que un perro es tan libre? Porque es el misterio vivo que no se indaga. La mujer vacila porque va a entrar.

Su cuerpo se consuela con su propia exigüidad en relación a la amplitud del mar porque es la exigüidad del cuerpo la que le permite mantenerse caliente y es esa exigüidad la que la vuelve pobre y libre, con su parte de libertad de perro en la arena. Ese cuerpo entrará en el frío ilimitado que sin rabia ruge en el silencio de las seis de la mañana. La mujer no lo sabe, pero está cumpliendo una resolución. Con la playa vacía, a esa hora de la mañana, no tiene el ejemplo de otros humanos que transforme la entrada en el mar en el simple juego liviano de vivir. Está sola. El mar salado no está solo porque es salado y grande, y eso es una realización. A esa hora, ella se conoce todavía menos de lo que conoce al mar. Su coraje es el de, no conociéndose, no obstante proseguir. No conocerse es fatal, y no conocerse exige coraje.

Va entrando. El agua salada es de un frío tal que le eriza en ritual las piernas. Pero una alegría fatal —la alegría es una fatalidad— ya la atrapó, aunque ni se le ocurre sonreír. Por el contrario, está muy seria. El olor a marejada embriagadora la despierta de sus más adormecidos sueños seculares. Y ella ahora está alerta, incluso sin pensar. La mujer es ahora compacta y leve y aguda –y se abre camino en la gelidez que, líquida, se le opone y al mismo tiempo la deja entrar, como en el amor, en el que la oposición puede ser un pedido.

El andar lento aumenta su coraje secreto. Y de repente se deja cubrir por la primera ola. La sal, el yodo, todo líquido, la dejan ciega por unos instantes, escurriéndose toda —espantada, fertilizada.

Ahora el frío se transforma en frígido. Avanzando, ella abre el mar por la mitad. Ya no necesita coraje, ahora ya es antigua en el ritual. Sumerge la cabeza dentro del brillo del mar y emerge una cabellera que se escurre sobre los ojos salados que arden. Juega con la mano en el agua, pausada, los cabellos al sol ya se están endureciendo de sal. Con el cuenco de las manos hace lo que siempre hizo en el mar, y con la altivez de los que nunca darán explicaciones, ni siquiera a sí mismos: con el cuenco de las manos lleno de agua, bebe a grandes tragos, buenos.

Era eso lo que le estaba faltando: el mar por dentro, como el líquido espeso de un hombre. Ahora ella es igual a sí misma. La garganta alimentada se cierra por la sal, los ojos enrojecen por el sol, las olas suaves la golpean y vuelven, porque ella es una escollera compacta.

Se sumerge de nuevo, de nuevo bebe más agua, ahora sin avidez, porque ya no la necesita. Es la amante que sabe que volverá a tenerlo todo. El sol se abre más y la eriza al secarla, ella vuelve a zambullirse: está cada vez menos ávida y menos aguda. Ahora sabe lo que quiere. Quiere estar de pie, quieta en el mar. Y así se queda. Como contra los flancos de un barco, el agua golpea, vuelve, golpea. La mujer no recibe transmisiones. No necesita comunicarse.

Después, camina dentro del agua, de regreso a la playa. No está caminando sobre las aguas —ah, nunca haría eso después de que hace milenios ya anduvieron sobre las aguas— pero nadie le quita: caminar dentro de las aguas. A veces el mar le opone resistencia, empujándola con fuerza hacia atrás, pero entonces la proa de la mujer avanza un poco más dura y áspera.

Y ahora pisa la arena. Sabe que está brillante de agua, y de sal y de sol. Aunque lo olvide de aquí a unos minutos, nunca podrá perder todo eso. Y sabe de algún modo oscuro que sus cabellos escurridos son los de un náufrago. Porque sabe, sabe que corrió un peligro. Un peligro tan antiguo como el ser humano.

Felicidad Clandestina incluye los relatos:
Felicidad clandestina - Una amistad sincera - Miopía progresiva - Restos del carnaval - El gran paseo - Come, hijo mío - Perdonar a Dios - Tentación - El huevo y la gallina - Cien años de perdón - La legión extranjera - Los obedientes - El reparto de los panes - Una esperanza - Monos - Los desastres de Sofía - La criada - El mensaje - Boceto de niño a mano alzada - Historia de un gran amor - Las aguas del mundo - La quinta historia - Encarnación involuntaria - Dos historias a mi modo - El primer beso.

sábado, 20 de julio de 2019

LA DECADENCIA DE LA AMISTAD. Por Alejandro Dolina.

Muchos pensadores han creído notar que, en estos tiempos, la amistad es mas un tema de conversación que una actividad concreta. Por cierto, es relativamente fácil encontrar personas dispuestas a componer canciones sobre los amigos. En cambio es bastante difícil conseguir que esas mismas personas le presten a uno dinero. Según parece, el sentimiento amistoso se halla en decadencia. Todos los días uno tropieza con canallas que lejos de preocuparse por la escasez de amigos, se jactan de ella. -Yo, amigos, lo que se dice amigos, tengo muy pocos, o ninguno- nos gritan en la cara. Y no advierte que el sujeto esta esperando que lo feliciten por semejante hazaña. En los años dorados de Flores, cuando alcanzaban su apogeo la comprensión, la poesía y el juego del codillo, también existían enemigos de la amistad que preocupaban a los Hombres Sensibles.

 

martes, 9 de julio de 2019

La Patria, Julio Cortazar



Esta tierra sobre los ojos,
este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,
esta noche continua, esta distancia.
Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,
pobre sombra de país, lleno de vientos,
de monumentos y espamentos,
de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,
escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,
repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando
de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.

domingo, 7 de julio de 2019

Fragmentos del desasosiego

Haz pensado ya cuán invisibles somos los unos para los otros?   Haz meditado ya cuánto nos desconocemos?   Nos vemos y no nos vemos. Nos oímos y cada uno escucha tan sólo una voz que está dentro de él.






lunes, 17 de junio de 2019

Alice Munro: Han llegado las naves espaciales

La noche de la desaparición de Eunie Morgan, Rhea estaba en casa del contrabandista de alcohol de Carstairs—Monk—, una casa estrecha, de madera, con las paredes manchadas de tierra hasta media altura a causa de los desbordamientos periódicos del río. La había llevado Billy Doud, que estaba jugando a las cartas, sentado a un extremo de la mesa, mientras en el otro extremo se desarrollaba una conversación.


martes, 11 de junio de 2019

Los Espejos, Clarice Lispector

¿Qué es un espejo? No existe la palabra espejo, sólo espejos, porque uno solo es una infinidad de espejos. ¿En algún lugar del mundo hay una mina de espejos? No hacen falta muchos para tener una mina centelleante y sonámbula: bastan dos y uno refleja el reflejo de lo que el otro reflejó,  con  un  temblor  que  se  transmite como  un  mensaje  intenso  e  insistente  ad  infinitum,  liquidez  en  la  que se puede sumergir la mano fascinada y retirarla goteando reflejos, los reflejos de esa agua dura. ¿Qué es un espejo? Como la bola de cristal de los videntes, me arrastra al vacío que para el vidente es su campo de meditación  y para mí el campo de silencios y silencios.


 

Un Pintor, Clarice Lispector

La sorpresa de ver que el pintor empieza por no temer a la simetría. Es necesaria experiencia o valor para revalorizarla, cuando  fácilmente  se puede  imitar lo  «falsamente asimétrico», una de las originalidades más comunes. La simetría es concentrada, lograda. Pero no dogmática. Es también vacilante, como la de los que han pasado por la esperanza de que dos asimetrías se encuentren en la simetría.


jueves, 9 de mayo de 2019

Hamlet Lima Quintana Poema once

Puesto que no se trata, digamos, de nosotros,
de ti o de mi, sino de todos,
es que a veces la soledad nos muerde
como un perro en la tarde, como un misterio,
como una incertidumbre.
Puesto que no se trata de ponerse la ropa
o desnudarse delante de la gente.


miércoles, 1 de mayo de 2019

La dignidad del trabajo. Eduardo Galeano

La dignidad del trabajo
Eduardo Galeano 26/04/2015
estoy empeñado en una inútil campaña contra la “inflación palabraria” en América Latina, que yo creo que es más jodida, más peligrosa que la inflación monetaria, pero se cultiva con más frecuencia. Y porque además lo que voy a hacer es leer para ustedes un mosaico de textos breves previamente publicados en revistas, periódicos, libros. Pero no reunidos como ahora en una sola ocasión, reunidos en torno a una pregunta que me ocupa y me preocupa como –estoy seguro– a todos ustedes, que es la pregunta siguiente: ¿los derechos de los trabajadores son ahora un tema para arqueólogos? ¿Sólo para arqueólogos? ¿Una memoria perdida de tiempos idos?

sábado, 27 de abril de 2019

Refutación del Regreso. Alejandro Dolina

No hay sueño más grande en la vida que el Sueño del Regreso. El mejor camino es el camino de vuelta, que es también el camino imposible. Los Hombres Sensibles de Flores, en sus nocturnas recorridas por las calles del barrio, planeaban volver.
Volver a cualquier parte.


viernes, 26 de abril de 2019

Balada de la primera novia - Alejandro Dolina




El poeta Jorge Allen tuvo su primera novia a la edad de doce años. Guarden las personas mayores sus sonrisas condescendientes. Porque en la vida de un hombre hay pocas cosas mas serias que su amor inaugural.
    Por cierto, los mercaderes, los Refutadores de Leyendas y los aplicadores de inyecciones parecen opinar en forma diferente y resaltan en sus discursos la importancia del automóvil, la higiene, las tarjetas de crédito y las comunicaciones instantáneas. El pensamiento de estas gentes no debe preocuparnos. Después de todo han venido al mundo con propósitos tan diferentes de los nuestros, que casi es imposible que nos molesten.
    Ocupémonos de la novia de Allen.

martes, 19 de marzo de 2019

Rosas silvestres (Clarice Lispector)

Sólo estas palabras, rosas silvestres, ya me hacen aspirar el aire como si el mundo fuera una rosa cruda. Tengo una gran amiga que me manda de vez en cuando rosas silvestres. Y su perfume, mi Dios, me da ánimo para respirar y vivir. Las rosas silvestres tienen un misterio de los más extraños y delicados: a medida que envejecen perfuman más. Cuando están por morir, ya ajándose, el perfume se vuelve fuerte y dulzón, y recuerda las perfumadas noches de luna de Recife. Cuando finalmente mueren, cuando están muertas, muertas —ahí entonces, como una flor renacida en la cuna de la tierra, es cuando el perfume que exhala de ellas me embriaga. 



martes, 5 de marzo de 2019

La primavera de Praga vista por el genial escritor30 de mayo de 1999 . Julio Cortázar

CORTAZAR: VIAJE A UN PAIS DE CRONOPIOS
Los cronopios viven en diversos países, rodeados de una gran cantidad de famas y de esperanzas, pero desde hace un tiempo hay un país donde los cronopios han sacado las tizas de colores que siempre llevan consigo y han dibujado un enorme SE ACABO en las paredes de los famas, y con letra más pequeña y compasiva la palabra DECIDETE en las paredes de las esperanzas,




jueves, 14 de febrero de 2019

Revista Crisis

Crisis fue una revista emblemática de literatura y cultura de los años setentas. Durante el periodo usualmente conocido como su primera época, y entre los meses de mayo de 1973 y agosto de 1976, publicó 40 números. Su staff, integrado por Federico Vogelius como director ejecutivo, Eduardo Galeano como director editorial y Julia Constela como secretaria de redacción, al que luego se sumarían Aníbal Ford y Juan Gelman, contaba con un heterogéneo grupo de colaboradores




 

El Péndulo

La revista porteña El Péndulo fue fundada y dirigida por Andrés Cascioli y Marcial Souto entre 1979 y 1987, aunque un desconocido primer número, nunca publicado, ya estaba listo en 1975. Surgida, inicialmente, como un Suplemento de Hum® y Ciencia ficción, del que se publicaron dos tímidos números, El Péndulo tuvo su nacimiento, como revista independiente, en septiembre de 1979. Durante los meses restantes de ese año, se publicaron los cuatro números que constituyeron la 1º época. Atractiva tanto por el colorido y creatividad de sus tapas, como por la inclusión de cuentos fantásticos y de ciencia ficción, de historietas y de ensayos sobre el género (además de críticas sobre cine, música y libros afines a los mundos imaginarios),






 

Revista Satiricón

Juan Pablo Mansilla ‏  @juanpmansilla
El Archivo Histórico de Revistas Argentinas digitalizó ejemplares de Satiricón publicados entre 1972 y 1976 que se pueden descargar en PDF. Una maravilla:
Toda la existencia de la revista Satiricón estuvo signada por su convulsionado contexto político. El primer número apareció el 10 de noviembre de 1972, es decir, una semana antes del regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina. El último número apareció en marzo de 1976, a pocas horas del golpe de Estado.